lunes, 2 de julio de 2018

EL VEGANISMO NO VA DE VEGANOS por Ariana Kozakowska

Si cobro conciencia sobre lo que es un ser sintiente, no sólo decido no dañarlo, sino que deseo que los demás tampoco lo hagan.
La explotación significa sacar provecho a costa de alguien o algo. El veganismo, que como postura ética ha aparecido en los años 70 del s. XX, aboga por el rechazo de la explotación de los animales nohumanos y de su uso para cualquier fin, sea alimento, vestimenta, entretenimiento, experimentación, etc. Se centra a la vez en el trabajo por poner fin al estatus de propiedad al que están sometidos todos los animales nohumanos. Ese estatus les convierte en cosas y mercancía, negándoles de esa manera la consideración moral que se merecen. El estatus de propiedad permite y justifica el uso y la explotación de seres sintientes.
El veganismo no proclama la lucha contra la muerte en general, ya que ésta es intrínseca a la vida, pero sí contra el asesinato.
El veganismo no trata sobre los veganos, sino sobre los animales nohumanos y éste es un punto muy importante, porque hay mucha confusión al respecto. Los veganos no somos superhéroes con superpoderes; compartimos el mismo planeta con los demás terrícolas. Usamos móviles, llevamos coches, viajamos en aviones, producimos deshechos, contaminamos y tenemos diferentes niveles de cultura y educación. Todos sabemos que no existe una inocencia completa en cuanto a nuestro impacto en la Tierra y en los demás seres que la habitan. Lo único que nos diferencia a los veganos de los que no lo son, es que hemos decidido no participar de la explotación y uso de los animales. Hemos decidido trabajar por su total abolición, poniendo por delante el respeto por sus vidas y sus criterios. Sobra decir que todo lo que cada uno de nosotros hace al respecto, lo hace dentro de sus posibilidades, capacidades y alcance. Cada aporte es importante, siempre y cuando tengamos presente que no va de nosotros, sino de los demás animales.
Todos fuimos educados en el antropocentrismo y la supuesta superioridad de nuestra especie. Son aún muy escasas las familias donde los niños desde el principio son criados en el antiespecismo. Todos los veganos fuimos no-veganos hasta un momento de nuestras vidas. Hemos hecho el esfuerzo, motivados cada uno de nosotros por aspectos quizá diferentes, de cambiar de paradigma. De cuestionar el “orden de las cosas” que se nos ha inculcado durante todo nuestra vida en todos los aspectos de ella. Ese cambio de paradigma nos ha hecho cambiar nuestra forma de actuar y ha trascendido todos los ámbitos del nuestro día a día. Y hemos comprobado que podemos sobrevivir y estar sanos sin usar, explotar, esclavizar, atormentar, dañar y asesinar a los demás animales.
Ser vegano no es un acto heroico. Es lo mínimo, la básica decencia y respeto que les debemos a los demás animales. Y es un cambio urgente. Un paso que hay que dar de inmediato. Sin más demoras.
Porque a los animales se les va la vida en ello.


Ariana Kozakowska
Fotógrafa, Abolicionista
Cataluña